Colombia sin duda es un país hermoso, rico en diversos aspectos, muchos pensarán ¿qué podría tener de malo?, yo diría que somos nosotros, más bien nuestras falta de memoria o como quieran llamarle, a esa obsesiva necesidad no solo del gobierno sino de los ciudadanos de “solidarizarse” con todos los países menos con el propio, no lo digo en vano, aquí también hay racismo, homofobia, xenofobia, sicariato, drogadicción, acoso, entre otras tantas problemáticas que azotan este territorio. El hecho de que sean muchas veces omitidas por los noticieros, no implica su inexistencia, en lo que va del año han sido asesinados 185 líderes sociales, personas que buscan el bien común, proteger los derechos de quienes los rodean, contribuir a las causas justas pero nada es suficiente y a sangre fría han ido callando sus voces.
Durante esta semana cinco jóvenes fueron ejecutados en Cali, por un grupo de hombres armados, esto se dio a conocer a través de redes sociales sin embargo con el paso de los días como siempre, pasa desapercibido porque seguimos normalizando este tipo de actos. Hemos vivido tanto tiempo entorno a la violencia que no vemos más allá, claramente salir y no saber si vas a regresar, no es natural, tampoco lo es ver niños con armas, vendiendo drogas o dulces, incluso durmiendo en las calles. Lo más inquietante es que cuando se presentan las mismas situaciones en otros países nos afectan incluso más, no estoy diciendo que la empatía sea algo malo, pretendo entender ¿por qué no hacer lo mismo entre nosotros?, poner un tweet, un hashtag, un post en instagram es preocupante porque en ocasiones no pasa de ser una imagen temporal en una plataforma, luego llega un “challenge”, entonces hasta ahí llega la “conciencia” , no le damos la importancia o el peso que realmente merecen estas causas.
La gravedad del caso de George Floyd el afrodescendiente asesinado por un policía no es menos grave que quienes agreden a los venezolanos residentes en nuestro país o el caso de Dylan Cruz, ni el de Diego Felipe Becerra quienes fueron víctimas del abuso de autoridad. Para ayudar a los demás primero debemos ver lo que aquí sucede casi a diario, analizar si realmente queremos seguir viviendo como si no pasara nada, resignados a que las cosas “siempre han sido así”, respaldando todo lo que pasa en redes sociales, pero hacernos los de la vista gorda con aquello que pasa frente a nosotros. El paro nacional, las marchas estudiantiles y demás movimientos, son una lucha por los derechos de todos, no solo de quienes salen a las calles, no son ganas de “perder el tiempo” tampoco “queremos todo gratis”, antes de juzgar, leamos, informemonos, nuestros movimientos tienen la misma importancia que las movilizaciones en otros lugares del mundo, la unión hace la fuerza, llevemos nuestras opiniones a un plano real en el que generemos cambios, no solo para quienes estamos en este momento, sino para las futuras generaciones.