La coyuntura actual en la cual padece el expresidente Álvaro Uribe por su medida de aseguramiento otorgada por la sala de instrucción de la Corte Suprema de Justicia, nos tienen expectantes, pues Tomás Uribe es el Hamlet que buscará vengar a su padre.

William Shakespeare narró la venganza del príncipe Hamlet en contra de su tío Claudio, quien envenenó a su hermano para hacerse con la corona. Esta tragedia  de los años 1600 se puede comparar con lo que hoy presencia el país en medio de otras dos tragedias: el Covid-19 y las masacres. Tomás Uribe vengará a su padre quien fue “secuestrado” y por lo tanto asesinado políticamente por el castrochavismo socialista, como dirían los seguidores del líder del Centro Democrático. Al igual que el príncipe Hamlet, Tomás yace en su palacio cuando la noticia le es dada, su padre el tirano fue capturado, perturbado por tal precedente corre hacia el bosque en donde se encuentra una sombra que le exigía venganza. 

Hamlet, perdón Tomás, observa en la televisión aquellos allegados a su padre; el primero es Polonio, a quien llamaremos Iván Duque quien, debido a lo acontecido, dirigió unas palabras llenas de melancolía y descontento hacia todo el reino de Colombia. Ofelia, quien es llevada por la tristeza, entra en locura y solicita una constituyente urgente pues teme que las FARC, grupo reinsertado en el senado del reino, siga atentando contra la realeza. Tomás al ver esto, solicita una audiencia con los amigos que lo vieron crecer Rosencrantz Yamhure y Guildenstern Dávila quienes muy sabiamente le comentan que lo seguirán como siguieron a su padre y buscarán aconsejar durante su camino, pero lo primero es ejecutar una campaña para mostrar las virtudes del joven príncipe.

Es absurdo comparar a Hamlet, toda una tragedia literaria, con un pobre espectáculo de la política nacional, recordando que en la novela se presenta solo un asesinato en principio, no miles atribuidos a un solo hombre y expresidente como: La masacre de Aro en 1997 en dónde perdieron la vida más de 15 campesinos, la escombrera el 17 de Octubre de 2002 dónde se sepultaron 300 cuerpos de supuesto guerrilleros y de seguir contando los actos no tendría hojas suficiente, como en el caso de la sala de instrucción de la corte suprema que cuenta con 1700 páginas en solo pruebas contra el exmandatario en un solo caso.

Lo mejor es dejar de lado esta bella literatura y entrar en detalle en lo que sucede por estos días en Colombia. Tomás Uribe ha sido el foco de atención de un puñado de seguidores acérrimos del uribismo que, busca posicionar al hijo mayor del expresidente para que tome las banderas del partido, reuniéndose en un comité con reconocidos políticos como los son: Oscar Iván Zuluaga, Ernesto Macías y Nubia Stella Martínez entre otros.

En el mundo político se dice que dicho comité busca soluciones ante la situación y el vacío que ha dejado Álvaro Uribe en su partido, y sin ánimo alguno de alabar la inteligencia del exsenador; en realidad, ninguno tiene la capacidad, la agilidad mental, ni el discurso demagogo y populista que maneja Uribe.

Si preguntamos: ¿Quién es Tomás Uribe?, ¿Qué cargo político ha ocupado? o ¿Cuál es su proyecto social? solo la primera pregunta encuentra rápida respuesta, es el hijo de Uribe, para las otras solo se da un silencio fúnebre.

Miremos las últimas declaraciones de Álvaro Uribe, quien muy anonadado precisa que ha sido secuestrado en el ubérrimo, las cosas tienen su nombre, está preso,  pero en una prisión más grande que muchos municipios del país  él culpa a las FARC por su «secuestro» y sobretodo tilda a Iván Cepeda de guerrillero, pues gracias a él según el exmandatario, ha manipulado testigos para manchar su honorable nombre, pero paradójicamente fue el mismo Uribe quien demandó primero y es él quien está encerrado pues es el presunto culpable del ilícito, demostrando así que la justicia al cumplir su papel no es para todos y Colombia llegaría a ser una monarquía.

Busquemos una respuesta más profunda a la primera pregunta, Tomas Uribe junto a su hermano Jerónimo Uribe, quienes han sido mencionados en casos de corrupción y sus nombres han salido a relucir en temas ilegales; por ejemplo,  José Gálvez alias “el Canoso” exparamilitar, confesó nexos de los hermanos en algunos negocios de artesanías con Héctor Ignacio Rodríguez alias “Nacho”  acusado de narcotráfico, también dio a conocer reuniones con paramilitares. Hasta Yidis Medina lo menciona en el cohecho de la ley que autorizó la reelección, también fueron promotores de la ley 1259 de 2008 que limita el manejo de las basuras por los recicladores para favorecer a la empresa Ecoeficiencia, pues son hoy en día accionistas. Recuerdan a David Murcia Guzmán, también los señaló como usufructuarios de las riquezas obtenidas.

Damas y caballeros, he aquí su príncipe, el heredero al trono, quien nos salvara del socialismo y con su gran caridad y democracia nos guiará a la libertad; pero recordemos todos como terminan los personajes de las novelas de Shakespeare y no solo eso el nombre completo del libro es “La tragedia Hamlet, príncipe de Dinamarca”.