Estar a la moda es vestir las mejores marcas, usar ropa que está en tendencia, lucir los mejores diseños y sobre todo la mejor figura… pero, ¿realmente estamos a la moda?
Seguimos estereotipos comerciales idealizados por los diseñadores de aquella prenda que vimos en la valla publicitaria, en redes sociales y el comercial de televisión, usada por la modelo delgada, casi esquelética, por el influencer o la cantante plastificada. Esto va más allá de usar ropa fina, tener las curvas perfectas, o tener grandes músculos y abdomen rayado para ser un hombre atractivo.
La industria de la moda se ha encargado de transformar los conceptos “humano” y “aspecto”, desviando la atención de todos de los casos de explotación humana y ambiental que esta industria comete, centra la atención del mundo al mencionar que “x” marca viste a “x” artista, y es así como todos sus fans o seguidores optan por adquirir cuanto antes estas prendas de ropa. Primero debes verte como ellos, ser como ellos, luego vestir como ellos, y ahora ¿Cuál es el siguiente paso?
Sin más preámbulo, esta industria es cómplice de los casos de explotación humana más grandes del mundo, en los cuales tanto hombres como mujeres son torturados con extensas horas de labor obligándolos a permanecer encerrados en las fábricas, trabajando en espacios insalubres y con los salarios más bajos, pero son las mujeres quienes sufren en mayor parte de este abuso ya que son esterilizadas de forma involuntaria y deben cumplir con ciertos prototipos estéticos para estar dentro de la industria.
Por otra parte, está el fuerte impacto ambiental, con el uso de piel y cuero animal; las aguas residuales y las emisiones de carbono de esta industria la ha convertido en la segunda más contaminante del mundo, supera el porcentaje de contaminación producido por todos los vuelos internacionales. El 85% de los textiles terminan en vertederos o son incinerados, pues aquí lo que predomina es sacar al mercado un par de piezas o diseños exclusivos y de alto costo… pero ojo: “colección Nature Love, cuidemos de nuestra madre tierra”, ¡cuánta hipocresía!
Mientras las grandes marcas y todo su esplendoroso círculo mediático y de riqueza, se lucen a costillas de otros, nos van lavando el cerebro vendiéndonos una imagen “modelo”.
Ya son 180 organizaciones ambientales y de derechos humanos las que hoy por hoy buscan revelar la verdad de estos abusos, pero encontrarle la hebra más débil a esta costura es casi imposible: los trabajadores son víctimas de amenazas y la industria de la moda se ha convertido en influenciadora a nivel mundial, se codea y respalda con los famosos y los que tienen el poder…. Y tú ¿eres moda o te vistes a la moda?