Hace unos días cierto noticiero reveló unos audios de alguien muy cercanos al innombrable, sí los audios de “Cayita” causaron revuelo a lo largo de esta semana y es que poco a poco se suman evidencias de los nexos del centro democrático con el famosísimo “Ñeñe Hernández”, ellos lo niegan una vez tras otra, pero por más que intenten tapar el sol con un dedo saben bien la clase de “relaciones” que tienen o tuvieron. Como sea, ese señor es el cinismo en pasta porque aunque está más metido en esto que cualquier otro, sale supremamente indignado con carita de sacristán a decir que le parece terrible lo de los audios.

Pero si bien todo este evento reveló algunos datos interesantes, lo más evidente es que hay ciertas inconformidades al interior del aquelarre,  entre ellos mismo hablan mal los uno de los otros, algo que sinceramente no me sorprende aunque si me alegra, las rupturas internas pueden tal vez dejar algo bueno, como dicen por ahí divide y triunfarás. Lo aterrador del asunto es como por qué o para qué permitieron la publicación de esas grabaciones porque si algo he aprendido es que aquí nada sucede sin razón, ¿cortina de humo?, puede ser, yo tengo el presentimiento como diría una amiga de que algo muy grande se está cocinando en la cabeza del culi bajito, nada bueno, obviamente.

Comodines, estupideces, trinos, rebeldía y más, podemos escuchar de la voz de la ex asesora del sujeto aquel, pero entre tantas sandeces algo cierto a de haber, claramente las riendas de ese “partido” las lleva Alvarito, se confirmó nuevamente que Duque solo es una marioneta puesta en la presidencia para continuar con este juego macabro. Sin embargo, no me malinterpreten, Ivancito tiene de pendejo lo que yo de cantante es igual de responsable que todos sus “aliados” en cada una de los sucesos que han venido a golpeando al país, a mí no me cabe duda de lo sucia que fue su campaña de principio a fin, lo único que me ayuda a no perder la esperanza es confiar en que en un futuro no muy lejano, las cosas pueden o mejor dicho, van a cambiar.