La vida tiene dos caminos, los que están llenos de tropiezos y los que nos llevan a conseguir las cosas de formas fáciles, la elección la tiene cada persona en sus ¡manos!.

Santa Marta en medio de la crisis por el covid-19 y la fuerte ola de delincuencia que se vive en las calles, afronta un panorama poco alentador en la salud pública. Este gobierno mira, por encima del hombro, se hace el de la vista ciega, la falta de compromiso con sus habitantes y visitantes, no cesa.

La calle décima, donde se muestra de primera mano la pobreza, delincuencia, drogadicción y el abandono del estado, que sin lugar a dudas evidencia el desvanecimiento de una sociedad. Ante la falta de control de las autoridades en terrenos desconocidos y llenos de peligro juegan niños, hijos de las prostitutas, pero también de los vecinos del sector, reflejando un contraste particular.

En mi intento, por entender los motivos que llevan a alguien ha entrar en la prostitución, me encontré con Stefany, una mujer venezolana de 26 años, con tres hijos y dos sobrinos, quienes dependen de ella, habla inglés, se ganó una beca para estudiar medicina cuando tenía 18, abandonó sus estudios tras quedar embarazada, vende su cuerpo desde los 22 años, lo hace por temporadas como me dijo, “cuando la vaina está muy dura llego a la costa a rebuscarme y mami no es fácil, pero yo no soy de la que se lo da a cualquiera yo cobro altico porque así no todos lo pueden pagar”.

Su vida ha sido complicada sus experiencias som múltiples, en medio de nuestra conversación le pregunté que aproximadamente con cuántos hombres había estado, sin pensarlo comenzó hacer cuentas, me respondió duramente, “creo que van mil”. También me explicó que ella fue mesera, administradora y en el momento que inició la pandemia quedó atorada en Santa Marta sin un peso y prácticamente presa en una casa con más de 20 mujeres.

“Los clientes me llamaban y llegaban a la casa entonces pagaban y listo algo muy rápido, en medida de lo posible con las medidas de bioseguridad y de una forma clandestina”. Así de manera clandestina se cumplía este ejercicio en momentos de confinamiento por lo general se daban los días de pico y cédula de los clientes así mismo como cuando van hacer mercado con los números de la cedula eran atendidos.

Cuando caminaba por las calles y veía a mi alrededor me sentí vulnerable ante las personas que por mi lado pasaban, tomar fotos o reírse implica tener relación directa con todos los que te encuentras.

Norma Vera Salazar Defensora de los derechos Humanos y secretaria del interior del Magdalena asegura que, “las experiencias que tengo con mujeres me ha llevado a deducir que las mujeres romantizar su vida, buscan casarse, tener hijos y una vida perfecta no buscan empoderarse, las experiencias de las mujeres orientales son diferentes”.

La mayoría de los fracasos de las mujeres se deben a eso, no han podido concretar lo que desean para su futuro.

Ahora bien, si tratamos el tema de prostitucion que es tan controversial y pensamos a quién le toca responder por estas mujeres, podemos encontrar diferentes tipos de respuestas, principalmente yo diría que es cuestión de salud pública, brindar exámenes, detección temprana de enfermedades, entre otros servicios. Las mujeres generalmente desarrollan la actividad, por gusto, considerando que se han criado en ambientes hostiles, considerando la prostitución, como la única salida para obtener dinero fácil.

Las diferentes formas en que llegan a este trabajo siguen generando debate e incluso tratando de legalizar lo que se podria denominar como trata de personas. Aunque es una discusión amplia, para nadie es un secreto que aún secuestran y exponen a las mujeres a diferentes tipos de aberraciones.

La vida en la décima, dejó una huella imborrable de experiencias que desde puntos de vista diferentes, solo dirigen a una conclusión, los caminos fáciles no siempre son losmás rentables.