Este viernes se realiza el acto de beatificación de José Gregorio Hernández, una figura famosa y alabada en el vecino país.

Este es un reconocimiento otorgado por la Iglesia católica, que da la entrada de una persona muerta al cielo y la capacidad de interceder en favor de personas que rezan en su nombre. A pesar de ser este un momento que los creyentes esperaron durante años, al producirse en medio de una pandemia, deberán seguirlo por televisión y redes sociales, ya que solo 150 personas estarán presentes en la ceremonia.

La foto de José Gregorio en estampitas o paredes son representaciones que no faltan en los hogares venezolanos. Su presencia es la de un hombre con sombrero y traje oscuro, o a veces bata de médico, bigote y una expresión de paz, amor y humildad. Es el rostro que viene a la mente de quienes oran por su salud, y que acompaña a los enfermos en cama. Así, en el corazón de muchos ya es santo, pues son muchas las historias de sanación que los creyentes atribuyen al afamado doctor venezolano.

Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pequeño pueblo del estado occidental Trujillo, en los Andes venezolanos. Sus padres fueron Benigno Hernández y Josefa Cisneros. Su madre hacía labores del hogar y su padre tenía un almacén de mercancías secas, víveres y farmacia. Las historias sobre sus milagros no se limitan al catolicismo venezolano, sino que se extienden a otros cultos religiosos y pueblos latinoamericanos. Él fue una persona humilde siempre ayudaba a las personas que más lo necesitaban.